Aranza Ramírez

Me llamo Aranza, soy de México y tengo 25 años. Estudié gastronomía, aunque inicialmente me incliné por la cinematografía. Hace un año estaba en Canadá trabajando, y durante ese tiempo decidí continuar mi formación culinaria.

Anteriormente trabajé en hotelería, pero siempre me atrajo la repostería. Sentí la necesidad de ampliar mis conocimientos más allá de lo que podía obtener en mi país, y aprovechando mi motivación y situación económica favorable, opté por venir a la Escuela Torreblanca para adquirir nuevos conocimientos y especializarme en la alta pastelería.

No conocía la escuela directamente, pero sí a los chefs Paco y Jacob Torreblanca, por lo que investigando sobre cómo continuar mi desarrollo profesional, descubrí la escuela en redes sociales.

Considero que parte del proceso vital es seguir descubriendo y aceptar en quién te conviertes. Sentía que necesitaba un cambio, por eso decidí venir. Investigué, revisé referencias y testimonios de exalumnos, lo cual me motivó bastante.

Los trámites del visado fueron sencillos para mí, ya que tenía experiencia viviendo fuera de casa, en otro estado y otro país. Siempre es difícil despedirse, pero lo hermoso es volver siendo una mejor versión de uno mismo.

El miedo siempre está presente, pero creo que eso es lo valioso de la vida. Permitirse equivocarse y aprender es el acto más transformador que existe. Aprendo diariamente de mis errores.

En la escuela, todos muestran una actitud de apoyo y servicio, preocupándose realmente por que aprendas, entiendas el proceso y el porqué de las cosas.

Lo enriquecedor de la experiencia es poder compartir con personas de diversos países, observar sus formas de pensar y trabajar.
El ambiente es agradable. Al final, la cocina trata de convivir con la gente, aprender de ellos y aportar recíprocamente. Aquí vienes a trabajar en equipo, a rotar y a trabajar de forma diferente cada día.

Invito a todos a superar sus miedos y atreverse a reinventarse. Vale la pena. Es un viaje hermoso, tanto personal como profesional, y lo recomiendo en todos los sentidos. Anímense, realmente vale la pena.